CONOCIENDO IRLANDA Y SUS GENTES

Aquí llega el DART, el tren eléctrico, a la estación de Bray puntual como suele ser. Es el segundo día que nos desplazamos con este medio de transporte y, sin embargo, el revisor de la estación ya nos reconoce, que incluso nos abre la puerta automática sin necesidad de mostrarle el pase grupal. Lo cierto es que estamos en una acogedora ciudad a la que es fácil acostumbrarse... más de uno se asombraría al vernos tan resueltos con las direcciones, las calles y las tiendas de souvenirs por las que acostumbramos pasar.

Las vías transcurren bordeando la costa, y viajamos acompañados por el paisaje de la marea alta de media mañana. Pasados 40 minutos llegamos a nuestro destino de hoy, Dublin, en la parada de Tera Station. La gran ciudad está en marcha desde tempranas horas y es bastante más bulliciosa que Bray. Aquí hay que estar más pendientes del tráfico... e incluso los semáforos tienen prisa, pues el muñeco verde enseguida da paso a su homólogo ámbar estando nosotros todavía a mitad de cruzar. Run, run!!

"Dublin, una ciudad distinta por sus casas de ladrillos" Lucia

"La tecnología es abundante" Inés

"Si, es la bomba. Puedes coger wifi gratis hasta en las guaguas" Andrea

Nos encontramos en el centro de Dublin mirando el monumento a O'Connell, situado en frente de la tienda de souvenirs Carrolls... pero las compras quedan para otro día, pues ahora vamos a la original oficina de correos de 1916. De ahí cruzamos el río por el "Puente del medio penique" para sortear las callejuelas traseras que nos conducen al Hard Rock Cafe en la zona de pubs tradicionales irlandeses con sus fachadas decoradas con madera pintada de colores.

Unas pocas calles más adelante nos conducen al Trinity College, la prestigiosa universidad centenaria del nivel de Oxford y Cambridge. Frente a ella el Saint Steven Green, un encantador parque donde grupos de jóvenes estudiantes como nosotros, italianos, franceses... comparten con patos y cisnes durante unos minutos el Lunch Pack (un sandwich, una manzana, una bolsa de papas con su especial toque de vinagre, una chocolatina rellena de caramelo y unos ositos de goma).

"El Trinity College parece la Casa de Harry Potter" Inés

"Había un montón de tiendas de souvenirs" Lucía

"En el parque comerás, un almuerzo que verás" Inés
"Ha sido un placer, darle al cisne de comer" Andrea

De regreso a la Pearse Station, el mismo tren, pero, esta vez, con un trayecto donde se dibuja tras las ventanas el paisaje de la marea baja de la tarde que deja entrever el suelo arenoso de la bahía, pues el mar aquí hace visitas y se despide cada siete horas. Durante cuarenta minutos compartimos, escuchamos música o simplemente hacemos la tarea atrasada de clase.

Llegamos a Bray y es hora de estudiar un poco. El día ha estado lleno de sol e invita a remojarse los pies en la bahía y a corretear huyendo de las olas, aprovechando el tiempo de descanso.

Al terminar las clases, cada uno elegimos nuestra mejor opción entre dos: disfrutar de un agradable paseo por la playa, compartiendo confidencias y secretos y disfrutando de un helado; o embarcarnos en una contienda futbolística llena de incertidumbre y ganas, gracias a la ayuda de los hijos de una de las familias irlandesas.

"Hemos buscado un trébol de cuatro hojas para que hoy por la tarde haga buen tiempo" Andrea

Ambos planes son geniales, mientras las chicas vivimos un ratito relajado y jugando con las olas, los chicos formamos equipos mixtos Irlanda-España y disputamos un partido que quedó a empate, con animadores y suplentes.